Francois Dubet (2015) señala en ¿Por qué preferimos la desigualdad? Aunque digamos lo contrario que hay una trampa intrínseca en hablar de la desigualdad en abstracto, porque parece hacernos suponer que hay desigualdades justas y otras injustas. Y quizás en el campo de las desigualdades económicas es donde se da esta tensión entre cómo armonizar ciertas dificultades que surgen de los esfuerzos individuales frente a las desigualdades de posiciones o condiciones, que ejercen influencia en los “resultados” de los esfuerzos. Esta tensión sirve como orientación para abordar el libro Desiguales. Una guía para pensar la desigualdad económica de Leonardo Gasparini. El autor es un referente en temáticas de desigualdades económicas, sobre todo en desigualdades de ingresos.

Se trata de un libro de divulgación, en la medida en que apunta a un público más amplio que el que sería sólo académico. Se estructura en 13 capítulos: 1) “Desigualdades aceptables e inaceptables”; 2) “Midiendo diferencias”; 3) “La región más desigual del mundo”; 4) “Los orígenes de la desigualdad”; 5) “La carrera entre la educación y la tecnología”; 6) “Políticas, normas, genes y más”; 7) “El capital”; 8) “El Estado de Bienestar”; 9) “Progresivamente progresivos”; 10) “El papel de la demografía”; 11) “Macro determinantes”; 12) “Estructura”; y 13) “Preferencias y política”.

Precisamente en el primer capítulo, Gasparini sostiene que

Hay desigualdades que no son necesariamente injustas, que surgen del premio al esfuerzo, la dedicación y el talento. Más aún, la existencia de compensaciones distintas es un poderoso motor para el progreso económico y social. Pero muchas de las desigualdades del mundo real no pertenecen a este grupo: son el resultado de oportunidades distintas, de discriminación, de abusos de poder, de violencia y corrupción (2022, p. 40).

Esta cita muestra un punto de coincidencia con Dubet y otros autores, para los cuales el foco debe ponerse en ese conjunto de desigualdades “injustas” o, en términos de Gasparini, “inaceptables”.

El capítulo 2 propone trabajar sobre la medición de la desigualdad económica y los instrumentos y fuentes disponibles. El capítulo 3 pone el foco usando esos instrumentos y la distinción entre desigualdades aceptables e inaceptables, para comprender las razones por las que se afirma que América Latina es la región más desigual del mundo.

En una entrevista sobre su libro, el autor Leonardo Gasparini sostiene que

hay factores que hacen que la desigualdad de ingresos sea particularmente alta en América Latina: anchas brechas educativas, debilidad en los mercados de crédito, alta desigualdad en la distribución de la tierra, baja progresividad del sistema tributario, gasto social poco focalizado e ineficiente, corrupción y privilegios extendidos, problemas permanentes de inestabilidad macroeconómica, fragilidad institucional. Pero ese listado retrotrae la pregunta: ¿por qué tenemos en América Latina todas estas características? Y acá la respuesta es enormemente más difícil (“Hay una visión muy cómoda para las clases medias que resume el problema de la desigualdad a 'los ricos vs. el resto'”, 2022).

El resto de los capítulos abordan cuestiones relacionadas con estos factores, considerando la historia (capítulo 4); la educación (Capítulo 5); el Estado y las políticas públicas (capítulos 6 al 9 y el capítulo 13); la demografía (capítulo 10) y la estructura social (capítulos 11 y 12). Se trata de un análisis general sobre la incidencia de estos factores en las mencionadas “características” que agudizan la desigualdad y la vuelven inaceptable. Puede decirse, a modo de crítica, que, en su afán por comunicar en forma amplia, el autor incurre en ciertas simplificaciones en términos históricos, que resultan confusas, cuando se refiere a períodos de la llamada historia antigua y/o medieval.

Finalmente, Gasparini aborda las posibles propuestas para moverse hacia sociedades más equitativas. Propone cuatro objetivos: “(1) eliminar la pobreza extrema; (2) asegurar un mayor grado de igualdad de oportunidades para las generaciones futuras; (3) limitar las desigualdades de ingreso exageradas; y (4) minimizar las desigualdades indignas” (2022, p. 266). Las plantea como un piso mínimo para el diseño de políticas a fin de llegar hacia una sociedad más equitativa. Retomando el punto de partida, Gasparini remarca que es cierto que la consideración de cuán tolerables son ciertas desigualdades tiene componentes ideológicos; pero el error sería emplear sólo la ideología para abordarlas. En resumen, el libro propone una lectura necesaria sobre la temática de las desigualdades económicas, y separa analíticamente los componentes estructurales e históricos que llevan a un grado de inequidad tal a América Latina que la acción para revertirlas se hace cada vez más urgente.